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RETROACTIVA

Herencia y testamento de José María Manzanares

José Antonio del Moral, octubre 2014 

El brindis de Ponce a la familia Manzanares en el X aniversario de la alternativa de José María hijo
Y Jose Mari llorando de emoción
Fueron momentos que nunca podremos olvidar

La primera vez que Francisco Rivera actuó con José María Manzanares fue en Ronda. El maestro rondeño le dijo a su nieto que se fijara muy bien en cómo toreaba el  maestro alicantino y que lo tomara como modelo

El clamoroso y universal homenaje a José María Manzanares tras su muerte, ha chocado frontalmente con las teorías de los detractores de su toreo que son los mismos  – también sus herederos – que antes trataron de deslegitimar el de Antonio Ordóñez,  al fin y al cabo el gran Partenón del toreo contemporáneo.

Partenón o mejor calificarlo de árbol, cuyo tronco sostiene las ramas también fundamentales que, a su vez, han ido conformándose fieles a los mismos conceptos y maneras de concebir el arte del toreo, siendo los dos más importantes diestros que lo mantienen, Enrique Ponce – que se ha cuajado como uno de los diestros más grandes y completos de la historia – y, posteriormente, José María Manzanares hijo, heredero por antonomasia por ser a la vez vástago del maestro alicantino y el más directamente continuador de su obra.

Salvo muy escasas excepciones de los que estos días luctuosos se han atrevido a seguir afirmando que el toreo del gran maestro fallecido no era más que el bellísimo envoltorio de sus trampas, los demás guardan un despectivo silencio, seguro que a la espera de que su hijo vuelva a los ruedos para seguir intentando destrozarle. Cuestión harto difícil, porque los que hemos bebido en las dos primeras fuentes toreras aludidas, no les dejaremos.

Lo mismo que con Ordóñez no pudieron, tampoco con Ponce que es la única gran figura que ha tenido y tiene cada vez mayores apoyos y más rendida admiración de los buenos aficionados a medida que va llegando un final que está por ver cuando y como será. Ni por supuesto tampoco podrán arruinar la carrera de José María Manzanares hijo. Como, por cierto, no pudieron con la de su señor padre que duró cuanto quiso y, además, siendo permanentemente fiel a las citas más importantes de cada temporada, tanto estando en buenos momentos como en los de bache.

Por mucho que continúen intentando imponer su errónea concepción, una y otra y otra vez…, nunca podrán contrariar lo que en el toreo moderno representa la más genuina esencia por lo que respecta a su ideal interpretación. Pues torear, no es ponerse en la vía del tren para que los toros te cojan como muchos exigen e incluso admiran. Muy al contrario, torear es la capacidad de dominar las distintas y no siempre gratas embestidas de las reses de lidia con la mayor destreza, con la mayor armonía, con la mayor naturalidad, con la mayor elegancia y con la mayor belleza posibles. Los toreros que no tienen estos dones y no porque no quieran sino porque no pueden porque estos dones solamente los da Diosson los que se ven forzados a extremar otras cualidades, sin duda meritísimas, pero de bastante menor rango y, por lo tanto, de menor trascendencia artística.

Respecto a lo de las trampas que tantas veces dijeron los mismos de siempre sobre el toreo de Manzanares padre y siguen diciendo sobre el toreo de Ponce y de Manzanares hijo, resulta cuando menos curioso que nunca acusen de trampear a los que defienden y hasta adoran pese a las evidentes trampas que utilizan al permitir cuando no ordenar que les maten sus toros en la suerte de varas y eso sí que es una trampa. Como preferir y defender hasta el paroxismo a diestros manifiestamente incapaces de cumplir completa una sola temporada acudiendo a todas las plazas más serias y exigentes y hacerlo en ruedos de inferior categoría frente a ganado de dudoso trapío e integridad.  Y eso sí que también es una verdadera trampa. Ello sin hablar del favoritismo que gozan lospobrecitos que cada vez que torean en Las Ventas son tratados de ejemplares y no digo sus nombres para no ofenderles…  Bastante tienen con lo que son….

Pero resumamos a ver si se enteran de una vez por todas.

La combinación de la destreza o de lo que ahora llamamos técnica con la inteligencia que dimana del valor auténtico y sereno- sin valor las cabezas no funcionan -, sumadas a la habilidad necesaria para que tales condiciones desemboquen en la estrategia más convenientes para que las embestidas torvas de algunos toros se conviertan en las más dulces posibles hasta hacerlos parecer buenos, para que los que embisten con viajes cortos vayan teniéndolos progresivamente más largos, para que los que derrotan alto o puntean molestos dejen de hacerlo y para que los que en principio parece que se van a agotar pronto duren bastante más. Y todo ello hasta llegar cuando las reses son o las convierten en propicias en el toreo abandonado o incorpóreo que, milagrosamente, parece que hace desaparecer al toro. Ese toreo que Manzanares padre semejó a las olas del mar, que se van y se viene, se van y se vienen….

Todas estas virtudes del mejor toreo que bien podemos llamarlas cardinales, son las que algunos ignoran o intentan tapar, trocándolas, sobre todo en Madrid con el tendido 7 a la cabeza, por una serie de tópicos que han ido creciendo y hasta instalándose en cantidad y diría también que en soberana estupidez, como eso de cruzarse siempre en los cites a pitón  contrario, cuando lo natural es que esta manera de hacer impide la ligazón  de las suertes  muleteras y, por consiguiente, lo que llamamos intensidad. Claro que, eso solamente se les exige a los que mejor torean – a Ponce durante muchos años y, actualmente, a Manzanares hijo, porque a los peores les defienden hagan lo que hagan. Manifiesta injusticia que descalifica a cuantos así piensan y exigen.

Item más: Toda la colección epítetos sobre las maneras de torear con lo que entienden por pureza, según afirman cuantos, asimismo, solamente lo exigen a los que intentan reventar, – repetimos que dominando a los toros con la mayor belleza posible -, y que tanto hablan de cargar la suertede piernas retrasada o adelantada, de picos, de palas y de azadones…, no dejan de ser memeces más o menos en boga que no hace muchos años, nadie usaba utilizar.

Con esta matraca empezaron los nefastos críticos en el poder mediático de los años 80. Y la extendieron en los muchos coloquios que se celebraban después de cada corrida en las ferias más importantes hasta convertirse en un mantra insoportable donde pervivieron y aún perviven. En la pasada temporada, los del 7 de Las Ventas arruinaron lo que hizo Manzanares hijo en San Isidro y continuaron haciéndolo en Bilbao a donde mandaron embajadores, desvirtuando por completo la siempre seria afición de Vista Alegre. Ello sin olvidar el feroz y barriobajero comportamiento de parte del público de la salmantina plaza de Glorieta – también contaminada por los dichosos coloquios – contra Enrique Ponce en su regreso tras varios años de voluntaria ausencia. Seguro que, después de lo que le hicieron pasar mientras lidiaba dos toros imposibles incluso para él, no volverán a verle más. Y hará muy bien en no volver a pisar el ruedo de ese escenario que otrora fue señorial y, desde hace algunos años, se ha convertido en un corral de vecinos.

Nunca entendí ni entiendo por eso que en las trasmisiones de corridas en directo desde Las Ventas se muestre en imagen tantas veces a los energúmenos del 7 y hasta se les elogie y se les ponga como los mejores aficionados de la primera plaza del mundo. Es una vergüenza intolerable.

Pues bien, dicho esto, volvamos al principio. La muerte prematura y para todos tan sorprendente como dolorosa de José María Manzanares padre y el unánime clamor universal que ha despertado para homenajearle y para glorificar su toreo “eterno”, se ha convertido en su testamento. Un legado que pesará en la conciencia de todos los aficionados del mundo para siempre. Que así sea por el bien de La Fiesta y de su futuro.

      © de este articulo texto y fotos José Antonio del Moral






                              © de las fotos Manu de Alba

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