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BILBAO Y ENRIQUE PONCE Premio Paquiro 2013

Madrid., 28 de mayo de 2014


                  Enrique Ponce y Bilbao, Premio Paquiro de los Toros




La majestuosidad de una figura de época como Enrique Ponce desbordó ayer de torería los lujosos salones del Hotel Ritz de Madrid durante la entrega del VIII Premio Paquiro de El Cultural de EL MUNDO. El máximo galardón de la Tauromaquia, copatrocinado por CaixaBank y Telefónica, engrosa desde anoche su palmarés de ganadores con letras de oro, las que aporta el nombre del maestro de Chiva que, en otra noche para la historia, volvió a fundir su nombre al de Bilbao. Y es que junto Ponce subió al escenario principal Javier Aresti, presidente de la Comisión Taurina de la Junta Administrativa de Vista Alegre cuyo trabajo fue también reconocido, en comunión con el valenciano y en recuerdo de las tardes del 19 y el 21 de agosto, como el acontecimiento taurino del año 2013 enmarcado en unas Corridas Generales que son todo un emblema de la seriedad y que hacen de la ciudad un referente taurino de la integridad de la Fiesta en España.
A la entrada del hotel y en medio de una nube de flashes, el director de EL MUNDO, Casimiro García-Abadillo y el académico Luis María Anson, presidente de El Cultural y alma máter del galardón, ejercieron de anfitriones de los ganadores justo antes de dar paso al comienzo de una lujosa gala conducida por el jefe de la sección de Toros de este periódico, Zabala de la Serna, que destacó que "los fértiles 25 años de relación de Enrique Ponce y Bilbao -casi 60 tardes, ahí es nada- alcanzaron su cénit en 2013, como colofón a un binomio que ya es patrimonio del toreo".
Tras un vídeo que recordó las últimas faenas del valenciano en Vista Alegre, Fernando Almansa, presidente del Jurado y Jaume Giró, director ejecutivo de la Caixa hicieron entrega del VIII Paquiro a Enrique Ponce y Javier Aresti, muy agradecidos por poder recoger la escultura de Víctor Ochoa y formar así parte del listado de ganadores que forman los matadores Sebastián Castella, José Tomás -en cuatro ocasiones-, Morante de la Puebla y también el Nobel Mario Vargas Llosa junto a Pere Gimferrer, que como este año Ponce y Bilbao compartieron en 2010 la gloria de su distinción.
 







 
Discurso Integro de Enrique Ponce:
 
"El equilibrio como razón fundamental"
 
Excelentísimas Autoridades, Señoras, Señores, amigos todos.
Yo primero quiero dedicar este premio a mi Madre, a mi Mujer y a mis Hijas de las cuales pues estoy profundamente enamorado, y es que cuanto más se ama, mejor se torea.

En primer lugar también me gustaría dar las gracias al jurado de este prestigioso premio por haber pensado en mí como merecedor del galardón otorgado; en especial al Excelentísimo Señor Luis María Ansón, alma de este Paquiro, y al diario EL MUNDO, dirigido por don Casimiro García-Abadillo, por su apoyo incondicional a los toros. Por supuesto también a sus patrocinadores Telefónica y La Caixa.
Como ya he comentado en alguna ocasión, unir mi nombre al de Bilbao y a su plaza es todo un honor por lo que significa esta ciudad para el toreo, por lo que ha significado en mi carrera como torero, por la comprensión que ha encontrado mi arte en esa plaza, en esa afición a la que si tuviera que definir de alguna manera sería como la plaza que se rige por un equilibrio como razón fundamental para llegar a la grandeza conseguida.
Hoy tampoco quisiera dejar pasar esta oportunidad que me brindan ustedes para mostrar mi más sincera gratitud y reconocimiento a una persona que nos dejó recientemente, Iñaki AzKuna, quien tanto hizo por su ciudad y tanto aportó a la fiesta de los toros desde su más profundo sentimiento de aficionado: Iñaki, desde su calidad como persona ofreció categoría la fiesta de los toros. Será recordado como el eterno alcalde de Bilbao y como un referente del equilibrio entre las ideas y los hechos. Yo personalmente le estoy muy agradecido por el cariño que me ofreció y el apoyo incondicional que sentí de su parte hacia mi toreo. Gracias Iñaki y hasta siempre.
 
Equilibrada es la definición tanto por profesionales en el toro como aficionados y prensa durante la Aste Nagusia de Bilbao en sus Corridas Generales.
Equilibrio desde el toro como argumento principal; ése tipo de toro que incluso ha llegado dar nombre a un tipo de trapío apropiado para esta plaza: el Toro de Bilbao.
Equilibrio y elección en las ganaderías apropiadas, en el control de los toros reseñados, en la seriedad en los compromisos adquiridos con los ganaderos y con los toreros.
 
Equilibrio en los protocolos que llenan de respetuosas y didácticas demostraciones en los sorteos el orgullo de sus Corridas Generales: el toro, su toro, el toro de Bilbao.
Equilibrio en forma de respeto hacia el torero por parte de una afición que entiende perfectamente que hay unos toreros que se van enfrentar a un toro muy serio, a su toro de Bilbao y por lo tanto la paciencia y la comprensión para dejar desarrollar al artista, al torero. Todo ello es fundamental para conseguir hacer el toreo y sentirte torero.
Equilibrio y justicia en el premio al triunfador, y no me refiero al que otorga el presidente, no. Me refiero al triunfo interior, ése que dice sensaciones, que en cierta medida otorga la afición al torero que se dejó el alma en el oscuro ruedo del Botxo en busca del éxito por la senda de la sinceridad y encuentra la nueva oportunidad de conseguirlo o reafirmarlo por la vía de la repetición con nuevos contratos. De eso yo puedo dar fe, pues si mi carrera tiene un arranque definitivo se lo debí en su día a un triunfo que dejó en la plaza de toros de Vista Alegre la impronta de un reconocimiento mutuo entre el torero y la afición, pero también a la fe que depositó en mí el muy querido y recordado empresario Don Manuel Chopera.
Equilibrio es el camino que nos conduce por la senda del sentido común a realizar aquellas cosas que siendo difíciles de hacer, se logran con cierta apariencia de sencillez para alcanzar la grandeza de la obra maestra.
 
Todo eso es Bilbao para mí, la referencia de un modo de hacer, de una forma de trabajar, que la Junta Administrativa desde 1900, presidida hasta hace poco por Iñaki Azkuna y su
comisión taurina dirigida por nuestro querido y admirado amigo Javier Aresti, lleva a cabo desde la discreción mostrándose como una referencia que deben de aprovechar todos los que quieran alcanzar la excelencia en organización de ferias de primer orden.
Me considero un ser privilegiado en la vida por todo lo que he podido conseguir a través del toreo. De niño aposté por salir a buscar el sueño y la fantasía que mi abuelo Leandro me inculcó. Este camino es el que seguido toda mi vida, ya sea en mi carrera como torero o en mi vida privada. Buscar el equilibrio entre las cosas que forman mi vida, y gran parte de mi vida está dentro del toreo, de ese mundo de locos que en pleno siglo XXI somos capaces unos cuantos de vestirnos ante los ojos del mundo con trajes chispeantes y medias de color rosa para jugarse la vida ante un toro, solamente para crear el arte del toreo.
 
¡Qué grandeza la del ser humano que siente la sensación de ser único delante de un toro! Si para eso hay que morir aquí, señores, se muere de verdad.
Yo he pagado mi tributo al toreo. Ocho cornadas cruzaron mis carnes, multitud de volteretas que me dejaron marcadas las vértebras, costillas y clavículas. En dos de estas cornadas sentí la muerte cercana, sentí ese olor a cera que decía mi paisano Blanquet, fiel banderillero de Gallito. En la última recientemente en Valencia mientras sentía el pitón adentrándose por mi pecho hasta  mi cuello, entendí que podía ser el final, lo pensé, me dio tiempo a pensarlo esperaba ese derrote final y tuve miedo, pero no, nunca, resentimiento hacia el toro que me cogió. Sentí miedo porque desde niño entendí la realidad del toreo, entendí que la muerte vive y es real también en el ruedo.
Pero he vuelto a las plazas incluso si cabe más maduro después de 25 años como matador de toros, más consciente de lo que ponemos en juego pero sobre todo más torero. Disfruto del toreo en un sentido más amplio, en un estadio superior y lo entiendo cada tarde que pasa, más como me lo explicó mi abuelo: más clásico, más puro.
Dicen que lo que sucedió en Bilbao en mis dos últimas tardes agosteñas de 2013 fue como una revolución del toreo clásico, sedujo a toda una plaza con ese inexplicable embrujo de lo clásico yo lo sentía desde mi interior y eso me empujaba a profundizar en mi obra en conjunción con el toro. Ya son 57 tardes en las que he cruzado el oscuro redondel de Vista Alegre, muchos son los toros inmortalizados para la historia de los que he toreado en esta que pudiera decir, sin temor a equivocarme, que es una de mis plazas preferidas. El ambiente me motiva y me incita a la entrega superlativa. Prueba de ello es el toreo que he vivido con "Naranjito", "Cucañero", "Carjutillo", "Niñato", "Invasor", "Histrión", "Treinta y uno" y muchos más toros que me han permitido expresarme en toda mi dimensión artística.
Cinco veces he cruzado el umbral de su Puerta Grande a hombros de la afición y cada una de ellas he sentido el orgullo de ser como se diría en México un torero consentido de la plaza bilbaína.
Como decía anteriormente el equilibrio como fundamento de la Tauromaquia, es lo que ha presidido mi vida como torero. La técnica es el armazón sobre el que se construye la obra bien hecha, firme y segura. En muchas ocasiones he reflexionado acerca de si la técnica en el toreo se aprende, que creo que sí, a través de inteligencia cognitiva, pero también debe de existir una inteligencia emocional que te invita a reaccionar con argumentos técnicos cuando las reacciones del toro son imprevistas. El arte del toreo es un equilibrio constante entre la lidia como arte y la belleza del embroque como fin: la lidia en su conjunto es el arte supremo, la estética es la culminación de un sueño.
Yo busco que mi toreo sea luminoso, como la luminosidad que sólo fue capaz de atrapar en sus lienzos mi paisano Joaquín Sorolla porque no tiene dobleces, es claro y diáfano como la luz de mi tierra, porque enseña el toreo con las puertas abiertas de par en par sin falsos misterios disfrazados de barrocas composturas. Yo soy de Valencia y los valencianos tenemos esa particularidad de vivir con las puertas abiertas pero en muchas ocasiones pienso que tal vez tengan razón aquellos que dicen que los de Bilbao nacen donde quieren porque yo, en Bilbao, me siento como en casa.

                                                                                    Muchas gracias

 



 
                                             © de los textos Lucas Pérez ( El Mundo),
                                             © de las fotos Manu de Alba
 
 Y por lo que me toca.......
 
                                         con Ramón García

con Paco Villaverde y Enrique Ponce

con Luis Mª Anson, anfitrión de la noche.
 

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