2ª de las Corridas Generales de Bilbao
Escribano, con buena "letra"
¡Aibalaostia!
© por: Carlos Ruiz Villasuso / Mundotoro
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Definición de Océano Atlántico. ¿Se la sabe? Aibalaostia, cómo no la voy a saber, pues. Es una masa de agua que anda por Europa, Asia y América y que desemboca en el Nervión… Ese es mi Bilbao, echao p'alante como ninguna ciudadl mundo, con el toro más impecable que lidiarse pueda, la gente más bien vestida que la ostia, y el equilibrio de carteles más aibalostia que existe en el toreo. Yo que no soy vasco, digo que la corrida de La Quinta fue aibalaoistia de presentación. Uno pelín estrecho, el primero, y alguno zancudito, pero guapa. Con mucha plaza y ninguna exageración atlántica. De las tres faenas de oreja a los tres buenos, pues una de reposo, otra de emoción y otra tan honesta como con dosis de ansiedad, las de Escribano, Bolívar y Pinar.
Ver la plaza a las seis en punto, con tanto color azul de asientos vacíos, dio coraje. Los asientos vacíos tienen eso, que no tienen culo encima ni gentes que digan olés, ni que jaleen en masa faenas como las del debutante Escribano, ese hombre que sonríe a todas horas como si los tiempos fueran para ello, metido en el circuito del toro amplio y que resuelve cada tarde con un aplomo de cabeza amueblada. Lo que siempre pidió la corrida. Que en el primer tercio no fue de aibalaostia, sino mas bien de poco castigo, bien medida por los de aúpa. Pacífica toda menos el caso del quinto, el de menos perfil, el más abierto de sienes,… a veces con las caras saliendo sin celo de las muletas, pero noble y muy toreable.
La calidad del primero, estrecho de canal, flojo y de raza justa, indultado en varas, ya permitió ver dos largas al hilo de las tablas. Apenas le metieron las cuerdas en el peto porque de fuerza y de raza andaba con el mínimo, aunque se dejó en banderillas, con un tercer par de asfixia, sin sitio, quebrando pegado a las tablas. Tres muletazos con la derecha, otros tres con la zocata de trazo bueno y espadazo. Ese toro nada bilbaíno por escasito, se enlotó con otro bien comido, como salido del Bermeo, enmorrillado, de cara pa'lante y hacia arriba, de mucha plaza. Pero bajo y bueno.
fotos © Manu de Alba
A la plaza salió por el margen derecho de donde desemboca el Atlántico, el Nervión: esa larga mancha de chiqueros de Bilbao, y aguantó el tipo rodillas. Fue bravo el toro, aunque buscó el pecho del caballo. Escribano, que regaló ese par tan suyo de cambio y al violín, se lo dejó llegar con pase cambiado en el centro del ruedo. Pero esa inercia que tuvo el toro se aminoró para ser toro de enganchar, de tirar. Ya saben: el toreo comienza cuando no hay inercia. Pausado, sin amontonarse nunca, siempre en la distancia, alternó el toreo bien las dos manos para hacer una faena de trazo limpio y sin estrés. Por decir algo, quizá faltó incluso ataque por abajo antes de una estocada de la que salió encunado. Este Escribano es aibalaostia.
fotos © Manu de Alba
Ese fue buen toro, que tuvo más castigo en varas que el segundo, atacado y lleno, pronto en varas, pero que apenas le partieron la piel. Toro entero entonces, y enrazado, que pesó mucho en la primera tanda en las afueras y por eso lo cerró Bolívar para torear bien con la mano derecha, menos enganche en la izquierda, por donde el toro llevó la cara más por arriba. Antes de apiolarlo, y por dos veces, al andarle por la cara se le vino encima y se libró de cornada por pura buena suerte. Abierto de cara, el cárdeno claro quinto fue amigo de los adentros y enemigo de pasar por la muleta, difícil y complicado, y el torero tiró de oficio en pacto de no agresión.
Fue el sexto, de pelo salpicado, algo zancudo, un toro que embistió dulce en un quite por chicuelinas de Escribano y que, por el pitón derecho fue largo, con son y hasta abriéndose un poco. Metido en faena, a Pinar, torero listo y capaz, se le vio con esa ansiedad tan lógica por el triunfo y tan mala para hacerlo despacio, pero fue a mas la faena, en coraje y en eco. Una estocada contraria y oreja. Tampoco fue malo el tercero, que perdía el celo por arriba y él le ganó siempre el paso para ligarlo a su altura, pero con la espada no estuvo de aibalaostia que digamos.
fotos © Manu de Alba
Plaza de toros de Bilbao. Media plaza. Toros de La Quinta, primero noble pero con poca fuerza y raza; segundo bueno pero con complicaciones, ovacionado en el arrastre; tercero noblón y bajito de raza, cuarto, bueno, con matices, ovacionado en el arrastre, quinto peligroso y complicado y buen sexto, que fue el mejor, ovacionado en el arrastre. Manuel Escribano, ovación con saludos y oreja; Luis Bolívar, oreja y silencio; y Rubén Pinar, ovación con saludos y oreja. Se desmonteró Raúl Adrada tras parear al segundo. |
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